10/8/08

En defensa de Macca


Este fin de semana he estado revisando unos podcasts que hacen en la Rolling Stone yanqui. Mi favorito es el de Peter Travers, el simpático y vehemento crítico de cine de la revista. Sale delante de su ordenador y más o menos te viene a decir que película hay que ver, cuál hay que odiar, quiénes deberían estar en la lista de candidatos a los Oscar… Cosas de freaks. También hay otro que se llama 'New Music Report' en el que cada martes hablan de discos nuevos. Los tienes todos en iTunes para descargártelos cómoda y gratuitamente.

En el del 5 de junio de 2007, Joe Levy, que es algo así como el que dirigía la revista en el día a día, aparece junto a uno de mis periodistas musicales favoritos, Robert Christgau. Nota curiosa: ninguno de los dos está ya en Rolling Stone, el primero es ahora jefazo en Blender y se llevó al segundo. Christgau me recuerda a un profesor que tuve en mi año de Erasmus en UEA, Robert Clark. A pesar de que era un bocazas sobrado –una vez, para pasmo de toda la clase, hablando de un viaje que hizo a España, dijo que si pagas una cantidad puedes torear un toro bravo; "Yo mismo di unos muletazos". Imposible convencerle de que aquello era una vaquilla-; a pesar de toros y demás tontadas que dijo, continúo, me caía simpático. A veces, para pasar el rato y aprender algo, le echo un vistazo a la Enciclopedia Literaria que dirige.

Finiquitada esta asociación de Roberts, vuelvo al podcast del que hablaba. Christgau reconoce a Levy que se equivocó dando tres estrellas al último disco de Paul McCartney, Memory Almost Full. "Deberían haber sido tres y media", corrige. Vale, no es gran cosa, pero para esta gente tan profesional, con una tradición de periodismo musical a sus espaldas de varias generaciones, una rectificación así es algo muy serio. De todo lo que dice, lo que más me interesa es cuando le compara con Dylan, Lou Reed y Neil Young: "Probablemente no tenga pensamientos tan profundos como ellos, es más mundano, pero le cuesta mucho menos dar con buenas melodías".


"Wings, la banda que les habría gustado ser a los Beatles". Alan Partridge, un fan.
Hay muchos prejuicios con McCartney. Probablemente él sea culpable de algunos. Es, sin necesidad de hacer encuestas, el beatle más odioso. Ringo era el simpático pasota, George el tipo amable y cándido que se llevaba bien hasta con el tío que le quito la novia, John murió antes de haberse convertido en un Bono... Y ahí quedó Paul, con los Wings, una banda que parecía de chiste -la favorita de Alan Partridge, el odioso personaje creado por Steve Coogan–, pegado a la pesada de su mujer Linda, haciendo el gilipollas con Michael Jackson en vídeos como éste…

Poco después de hacer este vídeo, Jacko le robó el catálogo de los Beatles a Macca. Cosas de colegas.

No se lo puso fácil a sí mismo, sencillamente. Yo también he tenido que superar mis prejuicios para disfrutar de discos como Memory Almost Full. Creo que Elvis Costello me ayudó con Spike, el disco que hizo junto a Macca, del que me quedo con 'Veronica', la canción que el gafudo escribió a su abuela.
'Veronica', escrita a medias entre Costello y Macca. El vídeo es precioso. Para la época.
Macca además parece una señora mayor, se tiñe rarísimo, yo diría que se estira la piel y se maquilla, es casi una caricatura. Cuando habla además me recuerda a Manolo de la Calva, del Dúo Dinámico, y eso no puede ser bueno. Creo que además la historia oficial del pop le ha dejado en una posición impopular. Está claro que miraba la pela y que tenía mentalidad de empresario, pero, coño, era su trabajo y el resto de Beatles (y herederos) se han beneficiado de su prudencia, parando algunas operaciones que les habrían dejado sin poder sobre su obra.
Manolo 'Dúo Dinámico' de la Calva; siempre me ha dado mucha grima su físico, igual que el de Macca
Volviendo a la música, es muy raro que otro artistas, sobre todo jóvenes, citen a McCartney en solitario como uno de sus favoritos. Una vez hablando con Siwel, un valenciano en la onda de Elliot Smith, me sorprendió citando los tres últimos discos de Macca como referencias. Si la gente de los Beatles tiene recopilatorios y poco más, de Macca en solitario se asume que algo estará haciendo si sigue vivo. Cómo para esperar que sus discos se escuchen con atención.

De Memory Almost Full no se hicieron apenas reseñas, mucho menos artículos. Ni siquiera la crítica especializada se inmutó. ¿Puede uno imaginarse que Lou Reed, Bob Dylan, Neil Young, Bruce Springsteen, David Bowie, etc. sacaran un disco y se mirase para otro lado? Aunque sea sólo por historia, ese disco hay que escucharlo. ¿Por qué es implanteable que alguien como él actúe, por un poner, en el FIB, pero sí pueden Leonard Cohen o Brian Wilson?

Lo más sorprendente es que además Memory Almost Full es un disco enorme. Christgau se quedó corto y seguro que ahora volvería a rectificar. Ha pasado un año y el disco crece. ¿Cómo puede un tío que lleva casi medio siglo haciendo canciones encontrar aún melodías nuevas, componer cosas que te dejan con la boca abierta?

Suena ahora 'Ever Present Past', una pieza barroquísima construida sobre un bajo omnipresente y saturado, y no lo entiendo. Bob Dylan dice que cuando escucha a Paul McCartney con canciones nuevas se tira de los pelos, que no comprende de dónde sale ese talento. Debe ser frustrante para un tío que ahora se agota rehaciendo a su manera todos los géneros del folk americano, comprobar que hay un inglesito de su edad que aún encuentra nuevas maneras de seguir haciendo simple y llanamente POP.

¿Alguien ha caído en la cuenta de que en diez años ha sacado cinco discos seguidos buenos? No digo excelentes, obras maestras ni exageraciones de esas... Discos buenos, bien hechos, que no tirarías a la basura, que puedes escuchar. ¿Cuántas mierdas facturan esos indiscutibles sin que su credibilidad se vea dañada? Es más, ¿pueden 'obrar' con la regularidad de Macca? No comiendo fibra...


'Only Mama Knows' en el show Later With Jools Holland.

'Dance Tonight', con Kylie Minogue cantando como un grillo la última nochevieja.
A mí me parece flipante que un tío de 66 años que podría dormirse en sus laureles, vivir de las rentas y no mover un dedo en lo que le queda de vida, siga dispuesto a aprender a tocar la mandolina en 'Dance Tonight', que quiera divertirse hablando de sí mismo en 'That Was Me', que deje escrita la canción para su funeral quitarle el marrón a sus hijos de elegir una ('The End of The End'), que quiera recuperarse de la decepción que supuso descubrir que la pata de madera de su ex Heather era en realidad el palo de su escoba de bruja... Yo voy a empezar a decir más a menudo que me gusta Paul McCartney. Incluso creo que voy a aprender a tocar 'No More Lonely Nights', el primer videoclip del que tengo un recuerdo claro.