30/11/08

El iPod me lee la mente

Hace una semana estaba en Berlín y volvía andando al hotel de un concierto de Josh Rouse. Formaba parte del cartel del Sit Down and Sing Tour, con Down Pilot –horrible– y Loney Dear –un sueco poperillo y castrati que me moló un poco–. Josh Rouse tocaba él solo y fue un poco rollo, pero aún así moló escucharle cantar (y contar la historia de) Hollywood Bass Player; miedo me dio cuando hizo una especie de nana-bossa en castellano.


Josh Rouse introduciendo y cantando Hollywood Bass Player en el concierto al que fui en Maschinenhaus, Berlín.

Volvía al hotel y después de semanas sin hacerlo, le di al modo aleatorio del ipod. [Inciso: Esos días en Berlín, estuve todo el rato con los cascos puestos, porque estaba solo y porque era lo único que tenía para que me cubriera las orejas del frío polar] Al darle al play empezaron a suceder fenómenos extraños.


Supegrass en Later iwth Jools Holland tocando Diamond Hoo Ha Man!, de su último disco. Si no la habías escuchado antes puede que sea porque su compañía no se han gastado un duro en promocionarles. Supergrass acaban de rescindir contrato con EMI y han anunciado que se lo montarán solos a partir de ahora.

Paso por delante de un bar en un vagón y me acuerdo de Supergrass. Su último disco Diamond Hoo Ha lo grabaron allí y hablando con Mick Quinn, el bajista, me contó que se habían pillado en un pub que había en un vagón antiguo el mayor pedo de sus vidas. Escuché ese disco sólo un par de veces en streaming, me moló bastante –como casi todo lo que han hecho, es uno de esos grupos que casi nunca fallan– y se me olvidó comprarlo y/o pedirlo. [Otro inciso: Me cabrea un montón cuando haces una entrevista a alguien de un sello gordo, en este caso EMI, y la gente de la discográfica no te mandan el disco ni siquiera después de haber publicado el texto. El puñetero disco cuesta 20 euros como mucho; el espacio en una revista de tirada nacional y maja, casi 100 veces más. Me cuentan periodistas más veteranos que yo que eso antes era impensable, que la crisis de las discográficas ha llegado sobre todo a los departamentos de promo de las compañías] Momentaneamente irritado –esas cosas se me pasan enseguida–, de repente sonó Sofa (of My Letahrgy), del primer disco de Supergrass. "Qué oportuno", pensé.


Elvis Costello también introduce y canta su canción: 'North', que se quedó fuera del disco de mismo nombre.

Seguí caminando por una calle larguísima, pasaron unas cuantas canciones más, y de repente pasó un señor igualito que Elvis Costello en la portada de North, que se supone que es el disco en el que cuenta cómo se rompe su matrimonio y se enamora de Diana Krall, que es lo único que no le envidio al Sr. MacManus. Pocos pasos más tarde, el modo aleatorio seleccionó My Three Sons, de Momofuku, el inmenso último disco del Costello que mola a todos, el del pop rabioso y eléctrico; este es el típico del que se olvidará todo el mundo en las listas de lo mejor de 2008, y para mí es tan importante como si Coppola hubiera vuelto a hacer una gran película. [Me gustan los incisos: Hace unos meses vi la última de Coppola, Youth Without Youth, y sin ser genial, me pareció muy interesante. ¿Es posible que en España ni se estrene ni se eche en falta?]

Estaba llegando ya al hotel y otra vez, el iPod me leyó la mente: "Bueno, no ha sido el mejor concierto de Josh Rouse, pero por lo menos le he escuchado algún temazo como Sweetie o Sunshine". ¿Qué canción creéis que empezó a sonar? Sunshine, de 1972. "Esto lo pongo luego en el blog", pensé. Llegué a mi habitación del hotel, que era como un pasillo con puerta, frío y con poca luz, me tumbé en la cama, cogí el ordenador y me dio una pereza terrible. Me puse un episodio de Weeds y me quedé dormido.


Joe Henry tocando 'Civil War' para LeCargo.org.

P.S.: Al día siguiente me volvió a pasar algo similar. Iba por la calle, vi un libro antiguo sobre la Guerra de Secesión y justo estaba escuchando a Joe Henry cantar Civil War.

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